Para no complicarnos con tecnicismos, podemos pensar en la batería de un coche eléctrico como el análogo al deposito de combustible de los automóviles de combustión interna.
Al fin y al cabo, ambos buscan tener una acumulación de energía que, en el caso del coche eléctrico, se almacena en forma de electricidad que luego será transmitida a un motor eléctrico para que el coche pueda moverse.
Las baterías en coches eléctricos suelen ser menos complejas que sus análogos en los coches de combustión, lo que significa que tanto su mantenimiento como su costo es un poco menor.
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¿Cómo funciona una batería de coche?
Las baterías más comunes de un coche eléctrico son de Ion-Litio. En la parte interior de estas se encuentra una celda de iones de litio con una carga positiva que luego son transportadas por medio de un electrolito liquido desde el ánodo hasta un catado por medio de separador.
Al llevarse a cabo este movimiento, ocurre una descarga de corriente eléctrica la cual es utilizada por el motor para impulsar la dos o cuatro ruedas.
Tipos de batería para coches eléctricos
Como ya hemos dejado claro, la batería para un coche eléctrico es uno de sus elementos mas importantes, al punto de que es la batería quien terminara marcando el futuro de este tipo de vehículo. A continuación, vamos a presentar los tipos más comunes de baterías utilizadas en coches eléctricos.
Batería plomo – acido (PB – acido)
Este es el tipo de batería mas antiguo y, por tanto, mas utilizado por los coches con un diseño mas convencional. Suelen tener un voltaje que varía entre los 6 y 12 V.
Por otro lado, cuentan con una autonomía de unos 100 km. Este tipo de baterías se suele emplear en el momento que se necesita arrancar el vehículo, iniciar los sistemas de iluminación o cualquier cosa relacionada con el soporte eléctrico.
La realidad es que este tipo de baterías cada vez son menos utilizadas en lo referente a proporcionar energía para un coche eléctrico.
Una de las características principales de estas baterías es que poseen una vida limitada de entre 500 y 800 ciclos de carga y descarga. Cuenta con una densidad de entre 30 y 40 Wh/Kg. Suelen requerir de un mantenimiento periódico.
Su principal ventaja radica en que son de un coste considerablemente bajo y cuentan con una buena respuesta al frio.
Por otro lado, tienen la desventaja de ser muy pesadas, de contar con plomo (el cual es bastante toxico) y su capacidad de recarga es lenta.
Níquel-Cadmio
Esta son unas baterías que, curiosamente, son bastante utilizadas en la industria de los automóviles, a pesar de contar con un coste relativamente alto y su efecto memoria, lo que hace que no sean precisamente la mejor solución en lo referente a la calidad de la batería de un coche eléctrico.
Este tipo de batería cuenta con una vida de unas 100 y 200 cargas y descargas. Cuenta con una densidad de entre 40 y 60 Wh/Kg. Requiere que se les haga mantenimiento de manera más o menos regular.
La principal ventaja de este tipo de batería radica en que cuentan con una gran fiabilidad al mismo tiempo que son muy fáciles de reciclar. Por otro lado, son baterías costosas que padecen de un envejecimiento prematuro debido al calor.
Níquel – Hidruro metálico
Esta es una de las baterías más utilizadas en el mundo de los coches eléctricos, especialmente son usadas por fabricantes de coches híbridos.
Una de las principales características de este tipo de batería es que cuenta con un ciclo de vida considerablemente limitado, entre 300 y 500 ciclos de carga y recarga. Cuenta con aun densidad de 30 – 80 Wh/Kg. Su mantenimiento suele ser costoso.
La principal ventaja de esta batería para coches eléctricos es que reduce bastante el efecto memoria, sobre todo si la comparamos con la batería de Níquel – cadmio y, además, elimina el cadmio de la ecuación (es un metal bastante toxico).
Sin embargo, esta batería cuenta con una menor fiabilidad, no solo aguantar descargas muy fuertes, tiene una menor resistencia a los picos de temperatura y un poco resistencia a las corrientes altas de carga.
Ion – Litio
Esta es un tipo de batería relativamente nuevo que cuenta con una doble densidad energética en comparación con las baterías de níquel – cadmio y un tercio del tamaño de estas.
La característica principal de este tipo de batería es que cuenta con un ciclo de vida de entre 400 y 100 cargas y descargas. Cuenta con una densidad de 100 – 250 Wh/Kg. No suelen requerir de algún tipo de mantenimiento.
La ventaja de estas baterías radica en su alta densidad energética a la vez que cuentan con un tamaño muy pequeño, son de peso ligero y de una alta eficiencia.
No cuentan con efecto memoria. Su lado negativo esta en que sus costes de producción son altos y necesitan de un circuito de seguridad y almacenaje muy cuidadoso.
Ion-Litio y LiFePO4
A diferencia de las anteriores, este tipo de batería no necesita hacer uso del cobalto, lo que se traduce en una mayor seguridad, pues cuentan con una gran cantidad de hierro que las hace ser unas baterías muy estables.
Su principal característica esta en que cuentan con un gran ciclo de vida, entre 2.000 cargas y descargas. Tienen una densidad de 90 – 100 Wh/Kg y no requieren de mantenimiento.
La ventaja principal de estas baterías es que son muy seguras, estables y potentes. Su desventaja se encuentra en tener una mala relación coste y densidad energética.
Polímero de Litio
Estas son unas baterías que cuentan con una gran densidad de energía y potencia. Adicionalmente, son ligeras, muy eficientes y no cuentan con el efecto memoria.
Su principal característica es que cuentan con un ciclo de vida de unas 1000 cargas y descargas, una densidad de energía de 300 Wh/Kg y no requieren mantenimiento.
La ventaja de esta batería es que es muy ligera y eficiente. Su lado negativo está en que cuentan con un precio elevado y un ciclo de vida bastante reducido.